Y si no, no la emprendas que será en vano...

No hay dudas de que el oficio cerámico requiere amor y paciencia. Antiguamente y aun en muchos lugares se trata de un quehacer comunitario. En nuestro caso guarda el gesto de la tarea colectiva, porque en cada pieza participan una multiplicidad de manos de trabajadores y artesanos. Las manos de quienes recolectan las arcillas, las de quienes las tamizan y las mezclan con el agua. Las de quienes las transportan de pileta en pileta para hacerlas reposar y luego las acuestan verticalmente sobre una pared para que pierdan humedad. Las manos de quienes la amasan, la moldean, la esmaltan, a veces una, y otras veces dos y otras tres.

Las manos que las llevan al horno y luego, las reciben asombradas.

¿Observan cuánto espíritu en una sola pieza?

*Título: "Solo el amor", Silvio Rodriguez

Fotografías: cortesía de Wembé